La tranquilidad del rancho de los Aguilar contrastaba con la tormenta interna que vivía Christian Nodal. Las estrellas iluminaban el cielo nocturno, pero en su corazón solo había oscuridad. El reciente cumpleaños de su hija, Inti, que debía ser un momento de felicidad, terminó convirtiéndose en un episodio marcado por discusiones y dolor.

Sentado en una vieja banca junto al establo, lugar que solía ser un refugio para la inspiración, Christian se encontraba enfrentando un dilema que parecía no tener solución. Los recuerdos de lo sucedido en esa fatídica celebración lo atormentaban: las discusiones con Ángela Aguilar, los reproches llenos de rabia, y ese instante en el que Julieta, conocida como Cazzu, perdió el control y levantó la mano contra Ángela.

“¿Cómo llegamos a esto? ¿En qué momento todo se salió de control?”, murmuraba para sí mismo mientras enterraba el rostro en sus manos. El cantante sabía que el conflicto no solo había dañado su relación con Ángela, sino que también estaba poniendo en juego el bienestar emocional de su hija, Inti.

A pesar de todo, Christian tenía claro que su prioridad era su hija. Inti, con su sonrisa inocente y sus brazos extendidos hacia él, era el faro que lo guiaba en medio de tanta confusión. “No importa lo que diga Ángela, ni las amenazas. Inti es mi mundo, y nadie me va a separar de ella”, pensaba con determinación.

Con el celular en la mano, miró el nombre de Julieta en la pantalla. Sabía que llamarla implicaría un nuevo escándalo con Ángela, pero estaba decidido. “Esto es más grande que Ángela, más grande que yo. Esto es por Inti”, se repetía como un mantra.

Finalmente, presionó el botón de llamada. Cada tono de espera parecía eterno, pero Christian sabía que no podía quedarse callado. Cuando Julieta contestó, su voz firme pero cargada de emociones llenó el silencio. “Christian, ¿qué pasa?”, preguntó ella, dejando claro que también había estado reflexionando sobre lo sucedido.

“Julieta, tenemos que hablar”, comenzó él con un suspiro tembloroso. “Lo que pasó en el cumpleaños no estuvo bien. Quiero disculparme por todo, por lo que hizo Ángela. No debió ser así”.

Aunque esa conversación era solo el primer paso, Nodal sabía que era crucial. No solo por el bien de su hija, sino también para encontrar un equilibrio entre el amor y la responsabilidad. Era consciente de que la relación con Ángela estaba al borde del colapso, pero Inti seguía siendo su prioridad absoluta.

A medida que las palabras fluían, Christian sentía que la carga en su pecho se aliviaba ligeramente. Sabía que el camino sería largo y difícil, pero también entendía que estaba dispuesto a luchar por la estabilidad de su hija y por un futuro donde el amor y la responsabilidad pudieran coexistir.

El eco de los grillos se mezclaba con el sonido de su voz, y aunque el destino aún era incierto, Christian había dado el primer paso para enfrentarlo.