A Mike Tyson le han advertido que podría terminar en coma después de la pelea con Jake Paul.
Las preocupaciones de Deontay Wilder sobre la próxima pelea entre Mike Tyson y Jake Paul se centran en la edad de Tyson y los posibles riesgos para la salud.
Tyson, que tiene 58 años, se enfrentará a la estrella de las redes sociales en Texas en julio, pero Wilder se muestra cauteloso ante los peligros asociados a una pelea de este tipo.
Su principal temor es la posibilidad de sufrir lesiones graves, y cita la falta de actividad profesional reciente de Tyson como una razón por la que la pelea no debería haberse sancionado.
Wilder señala que incluso con evaluaciones y pruebas de salud exhaustivas, la pelea aún plantea riesgos significativos, especialmente para un atleta de edad avanzada como Tyson.
Wilder también se preocupa por el impacto que podría tener en su reputación si Tyson perdiera ante Paul, lo que podría eclipsar el legado del legendario boxeador.
Subraya que una derrota ante un oponente mucho más joven y menos experimentado podría empañar la imagen de Tyson.
En cuanto a la pelea por el título indiscutible de peso pesado entre Tyson Fury y Oleksandr Usyk, Wilder no está seguro del resultado.
Reconoce la maniobrabilidad, velocidad y potencia de Usyk, pero señala que el tamaño y el alcance de Fury presentan desafíos importantes.
En última instancia, espera una pelea competitiva y que ambos boxeadores salgan con buena salud.