El giro inesperado en la vida de Tenoch Huerta: de luchador social a víctima de la cultura de la cancelación
El actor mexicano Tenoch Huerta, conocido por sus papeles en cine y televisión, ha experimentado un giro dramático en su carrera, pasando de ser un referente de lucha social y defensor de causas como el feminismo y los derechos humanos, a convertirse en una de las víctimas de la misma cultura que él promovía. Este cambio, que ha sorprendido tanto a sus seguidores como a sus detractores, ha dejado en evidencia las complejidades de la narrativa progresista y las implicaciones de la cultura de la cancelación.
Tenoch Huerta, quien se hizo conocido por su participación en películas de gran renombre como Black Panther: Wakanda Forever, representó en el ámbito público al hombre comprometido con las causas sociales, que no dudaba en expresar su postura sobre los problemas de discriminación racial, la igualdad de género y la justicia social. Su activismo en redes sociales lo posicionó como una figura clave del movimiento progresista, a menudo criticando la desigualdad estructural, sobre todo en lo que respecta al trato a las mujeres y las minorías étnicas en la industria del entretenimiento.
A lo largo de su carrera, Huerta ha sido un firme defensor de las mujeres, especialmente de aquellas que, según él, han sido históricamente silenciadas o desfavorecidas en la sociedad. De hecho, su lucha en defensa del feminismo y su postura contra el machismo fueron factores clave que lo llevaron a ganarse el respeto y la admiración de muchos, tanto en México como en el extranjero. A menudo se presentaba como un “aliado” de las mujeres y un crítico de los privilegios masculinos, acusando a la industria del cine y a la sociedad en general de ser cómplices de estas injusticias.
Sin embargo, lo que parecía ser una carrera llena de éxitos comenzó a tambalear cuando, en un giro inesperado, Huerta se vio envuelto en una acusación pública por parte de la saxofonista María Elena Ríos. La joven músico, quien también ha sido una defensora de los derechos de las mujeres, acusó a Huerta de conducta inapropiada. Aunque la acusación no estuvo acompañada de pruebas concluyentes, el simple hecho de que una mujer hiciera pública su denuncia fue suficiente para que la carrera de Huerta se viera severamente afectada.
El escándalo provocó una cascada de reacciones en las redes sociales, y muchos de sus seguidores, que anteriormente lo apoyaban, comenzaron a cuestionar su comportamiento y su postura pública. En poco tiempo, Huerta pasó de ser un protagonista de Hollywood a convertirse en un ejemplo de lo que él mismo había criticado: una víctima de la cultura de la cancelación, un movimiento que él mismo había defendido y promovido en diversas ocasiones.
A partir de este incidente, Tenoch Huerta pasó de aparecer en películas de gran presupuesto como Black Panther a ser entrevistado en programas de televisión mexicanos como Venga la Alegría, donde mostró su tristeza y frustración por la falta de oportunidades laborales que, según él, le había dejado la acusación de Ríos. El actor declaró en varias ocasiones que esta situación le había costado no solo su carrera, sino también amistades y relaciones familiares, que se vieron afectadas por el escándalo.
Este giro en la vida de Huerta ha puesto en evidencia una de las grandes contradicciones de la cultura de la cancelación y el activismo en redes sociales. Mientras que el actor se había mostrado como un crítico de la industria y defensor de las víctimas de acoso, ahora se encontraba en la posición de ser una víctima de las mismas dinámicas que él había alimentado. La acusación de María Elena Ríos, aunque no respaldada por pruebas fehacientes, fue suficiente para desatar una reacción inmediata de condena por parte de muchos de sus seguidores, lo que llevó a que varios de sus contratos de trabajo en Hollywood fueran cancelados.
Este caso refleja una realidad compleja: en un mundo donde las denuncias públicas tienen un poder desmesurado, las personas que defienden ciertas posturas pueden, en ocasiones, ser las primeras en ser afectadas por las mismas dinámicas que impulsan. En el caso de Huerta, su narrativa victimista, que lo había colocado como un defensor de los oprimidos, terminó por volverse en su contra, demostrando que las reglas de la cultura de la cancelación no siempre son claras ni imparciales.
La historia de Tenoch Huerta es un ejemplo de cómo la cultura de la cancelación y el activismo en redes sociales pueden, en ocasiones, tener consecuencias imprevistas para aquellos que se convierten en sus defensores más fervientes. Su experiencia sirve como una advertencia sobre los riesgos de posicionarse demasiado fuerte en una narrativa sin tener en cuenta sus posibles repercusiones. La ironía del destino ha hecho que Huerta, quien tanto luchó por las mujeres y contra las injusticias sociales, termine siendo víctima de la misma cultura que él mismo ayudó a fomentar.