Lo que dijo Mike Tyson el día que se retiró del boxeo
El 11 de junio de 2005, el mundo del boxeo vivió uno de los momentos más impactantes de la historia del deporte. En una pelea contra Kevin McBride, Mike Tyson, quien fue considerado uno de los boxeadores más feroces y talentosos de todos los tiempos, sufrió una derrota inesperada y humillante. En ese mismo instante, sobre el ring, Tyson anunció su retiro definitivo del boxeo, poniendo fin a una carrera llena de altibajos y dejando a los fanáticos sorprendidos y con el corazón partido.
En la pelea, Tyson ya no mostró la misma agresividad ni la misma capacidad para dominar a sus oponentes, características que lo habían hecho famoso en los años 80 y 90. El “hombre más temido del planeta” se vio superado por McBride, un boxeador de menor renombre, lo que reflejaba el claro declive físico y emocional del excampeón mundial. Fue en ese momento de vulnerabilidad cuando Tyson, con una sinceridad brutal, compartió sus pensamientos y sentimientos sobre su carrera y su vida.
“Me gustaría seguir en el boxeo, pero vi que me estaba dando una golpiza. Me di cuenta de que ya no tengo esa habilidad”, fueron las primeras palabras de Tyson después de la pelea. Con esta declaración, el excampeón reconoció que, a pesar de haber mantenido su forma física, su habilidad para pelear al más alto nivel había desaparecido. Las señales de su deterioro físico y mental eran claras, y Tyson fue consciente de que ya no podía continuar en el ring como lo hacía en sus mejores tiempos.
A lo largo de su carrera, Tyson fue conocido por su agresividad, su poder de nocaut y su capacidad para deshacerse de sus rivales en cuestión de minutos. Sin embargo, en ese momento, él mismo confesó que ya no sentía el mismo deseo de pelear. “Tengo la capacidad de mantenerme en forma, pero ya no tengo el espíritu de pelea”, dijo, lamentando que su pasión por el boxeo se hubiera desvanecido con el tiempo.
El “Monstruo de Brooklyn”, como también se le conocía, admitió que su motivación para seguir peleando había cambiado. “Solo peleo para poder pagar mis cuentas, básicamente. Ya no tengo el estómago para esto. Estoy más consciente de mis hijos y de cuidar a mis padres. Ya no tengo esa ferocidad, ya no soy un animal”, reveló Tyson, hablando de su desconexión con el deporte que lo había hecho famoso. La preocupación por su familia y su bienestar personal comenzaron a ocupar un lugar más importante en su vida, superando su necesidad de seguir combatiendo por dinero o gloria.
Con estas palabras, Tyson dejó claro que no quería continuar en el boxeo solo por una cuestión económica. A lo largo de su carrera, había enfrentado varias dificultades financieras, lo que lo llevó a pelear en algunos momentos solo para poder saldar deudas. Sin embargo, ya no tenía el deseo ni la energía para seguir arriesgando su salud en un deporte tan exigente.
“Lo más probable es que no vuelva a pelear. No voy a faltar el respeto al deporte perdiendo ante este calibre de rivales”, aseguró Tyson, reconociendo que su tiempo en el ring había llegado a su fin. Sabía que su nivel ya no era el mismo y no quería seguir exponiéndose a derrotas que pudieran dañar aún más su legado.
Finalmente, Tyson cerró su declaración con un mensaje de resignación pero también de esperanza: “Seguro encontraré algo que hacer, el boxeo no me define. Solo lamento decepcionar a la gente de esta ciudad. Yo sé que ya no tenía el deseo de hacer esto, pero tenía una gran necesidad de resolver deudas en mi vida”. Con estas palabras, Tyson dejó claro que, aunque su carrera como boxeador estaba terminada, aún buscaba una forma de encontrar estabilidad en su vida fuera del ring.
El retiro de Mike Tyson fue un momento agridulce para los fanáticos del boxeo. A pesar de sus muchos logros en el cuadrilátero, su vida personal y sus dificultades fuera del ring hicieron que su historia fuera mucho más compleja. En esa noche de junio de 2005, Tyson mostró al mundo que, incluso los campeones más grandes, en algún momento, deben enfrentar su propio declive. Sin embargo, su regreso al ring en 2024 demostró que el espíritu de Tyson, aunque diferente, seguía vivo.