Guillermo Capetillo, un ícono de las telenovelas mexicanas y del mundo de la tauromaquia, ha logrado cautivar al público a lo largo de los años, no solo por su talento y carisma, sino también por su increíble versatilidad.

A sus 66 años, el actor y torero decidió abrir su corazón y contar detalles de su vida actual, un cambio radical que lo ha llevado a alejarse de los reflectores para dedicarse de lleno al negocio inmobiliario. Este giro en su vida ha despertado el interés y la curiosidad de sus seguidores, quienes siempre lo han considerado una de las figuras más queridas y respetadas en la industria del entretenimiento mexicano.

Nacido en el seno de una familia profundamente ligada a la tauromaquia, Guillermo Capetillo creció rodeado del ambiente taurino que su padre, Manuel Capetillo, había instaurado con gran éxito y respeto. Su pasión por los toros surgió desde muy joven, cuando asistía a las corridas y admiraba la valentía y destreza de su padre. A los 19 años, en 1977, Guillermo debutó como novillero en la Plaza México, una de las más importantes del país, en donde rápidamente demostró su talento y coraje, ganándose el respeto de los aficionados y de los expertos en el ámbito taurino. Más tarde, tomó la alternativa en San Luis Potosí, en una ceremonia que marca la transición a torero profesional, siendo su padrino el gran Manolo Martínez, uno de los toreros más legendarios de México.

Sin embargo, el destino también le tenía preparado un camino brillante en el mundo de la actuación. A finales de los años 70, Guillermo incursionó en las telenovelas, donde alcanzó la fama con su papel en Los ricos también lloran, compartiendo pantalla con Verónica Castro, una de las actrices más queridas de México. Esta telenovela, transmitida en más de 120 países, se convirtió en un éxito mundial y estableció a Capetillo como un galán de las telenovelas. Más adelante, en 1984, protagonizó junto a Victoria Ruffo la exitosa telenovela La Fiera, otra producción que conquistó al público y consolidó su carrera en la televisión. Su química en pantalla con Ruffo y Castro generó rumores de romances que fueron altamente cubiertos por la prensa, lo que contribuyó aún más a su popularidad y al interés del público por su vida personal.

Además de su trabajo en la televisión, Capetillo exploró el mundo de la música, lanzando varios discos en los años 80 y colaborando con reconocidos productores como Bebu Silvetti. Entre sus álbumes más destacados están Mujer y Una vez más el amor, los cuales resonaron entre sus seguidores y mostraron una faceta diferente de Guillermo, quien también destacó por su voz y su habilidad para conectar con sus fans a través de la música.

A lo largo de su carrera, Guillermo mantuvo un equilibrio entre su pasión por la tauromaquia y su trabajo como actor, alternando entre los ruedos y los sets de televisión. En 1994, logró uno de los momentos más memorables de su vida taurina al ser sacado en hombros de la Plaza México después de cortar dos orejas y un rabo, una distinción que representa un alto reconocimiento en el ámbito taurino. Este evento marcó una de sus corridas más completas y estéticas, demostrando su habilidad y dedicación en el ruedo.

Sin embargo, con el tiempo, Guillermo decidió dar un paso atrás en ambas carreras. En 2015, después de más de tres décadas wwwwéxito en la actuación, se retiró de los sets de televisión para explorar otros intereses, y en 2014 había anunciado también su retiro de la tauromaquia. Según ha explicado en recientes entrevistas, su decisión de alejarse del espectáculo fue influenciada tanto por motivos personales como financieros. Aseguró que quería concentrarse en proyectos que le proporcionaran estabilidad y proyección a largo plazo, lo que lo llevó a sumergirse en el mundo de los bienes raíces.

Actualmente, Capetillo se dedica a la administración y venta de propiedades, un negocio que, según él, le permite utilizar sus conocimientos y experiencias de manera productiva. En una entrevista, explicó que invirtió mucho tiempo y esfuerzo en desarrollar esta nueva faceta profesional, destacando que su enfoque es ofrecer proyectos inmobiliarios que se alineen con la demanda y las necesidades del mercado. Su transición ha sido vista como un cambio positivo, ya que encontró una actividad que le brinda satisfacción y le permite continuar trabajando de manera independiente.

En el ámbito personal, la vida amorosa de Guillermo también ha sido objeto de gran interés mediático. En 2006, sorprendió a todos al casarse con la modelo Tania Amescua en una ceremonia íntima. A pesar de los altibajos y los rumores de separación que han rodeado a la pareja, ambos han aclarado que no están en proceso de divorcio y han pedido a los medios respeto por su vida privada. Capetillo ha expresado en varias ocasiones su deseo de formar una familia, y aunque hasta el momento no ha tenido hijos, ha mencionado que considera la posibilidad de adoptar.

Uno de los momentos más comentados en su vida reciente fue la falsa noticia sobre su supuesto fallecimiento, la cual fue difundida por el periodista Juan José “Pepillo” Origel. Este rumor generó gran alarma entre sus seguidores, pero fue desmentido rápidamente por el propio Guillermo, quien aclaró que estaba bien y agradeció el apoyo de sus fans. Este episodio subraya cómo, a pesar de haberse alejado de los reflectores, Capetillo sigue siendo una figura muy querida y recordada por el público.

Recientemente, Guillermo se ha involucrado en causas benéficas, utilizando su influencia para apoyar a personas en situación vulnerable. Como parte de su compromiso con la filantropía, donó uno de sus trajes de luces a la fundación Los Ángeles Taurinos, para ser subastado en beneficio de los más necesitados. Este acto refleja su generosidad y el cariño que mantiene por sus raíces taurinas.

La vida de Guillermo Capetillo es una historia de dedicación, pasión y reinvención. Desde sus días como torero hasta su exitosa carrera en las telenovelas, y ahora en el mundo inmobiliario, Capetillo ha demostrado una capacidad admirable para adaptarse a los cambios y buscar siempre nuevos retos. Su legado en el entretenimiento mexicano y su influencia en la tauromaquia siguen vigentes, y su nuevo camino en los bienes raíces es un testimonio de su determinación por construir un futuro estable. Su historia inspira a sus seguidores a perseguir sus sueños y a no temer a los cambios, recordándoles que siempre hay oportunidad de reinventarse.